Los trabajos de restauración de la muralla de Almazán, llevados a cabo recientemente por el arquitecto Fernando Cobos, han sacado a la luz los restos de numerosos alfares situados extramuros de la villa.
Junto a la Puerta del Mercado se han podido identificar siete edificios con hornos cerámicos cuya existencia ya venía atestiguada por la documentación histórica. Estos alfares se trasladan por razones de seguridad al exterior de la villa en el siglo XVIII, fuera de la vieja muralla medieval. La progresiva acumulación de escombro y desechos cerámicos en la zona del foso y barrera defensiva (ahora puesta en valor) ha ocultado durante los últimos dos siglos estas estructuras. Tampoco los hornos allí situados mostraban restos visibles.
Gracias a estas últimas intervenciones disponemos ahora de la información precisa para recrear el aspecto general de esta zona de la muralla, poniendo de relieve la importancia de la producción alfarera de Almazán.
En las siguientes imágenes se detalla el proceso de reconstrucción.
Foto aérea años 50Obras de rehabilitaciónOrtofoto 1946Interior de la Puerta del MercadoRestos de un alfar
Fase IV Puebla de ArganzónLa Puebla de Arganzón en el s. XIVArganzón, puerta nortePoblado de S. Miguel, ArganzónCastillo de ArganzónDespoblado de Torrentejo prehistoriaDespoblado de Torrentejo alta Edad MediaDespoblado de Torrentejo s. X- XIDespoblado de Torrentejo s. XVII s. XIIIDespoblado de Torrentejo s. XI -XIV
El Grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la UPV/EHU ha realizado varias campañas de excavaciones arqueológicas en este despoblado de Labastida (Álava) confirmando la ocupación del lugar desde época calcolítica hasta el s. XVII. En este yacimiento resultan de especial interés las terrazas agrícolas cuya impronta ha sido revelada por varios sondeos.
En el caso de Arganzón, dentro del enclave de Treviño (Burgos), las investigaciones llevadas a cabo por el equipo dirigido por J. A. Quirós han puesto de manifiesto la existencia de una tupida red aldeana en todo el territorio, en muchos casos anterior al período repoblador.
Villa de Prado desde el paraje de Caño Hondo.Barrio alfarero de Santa María.Puente de las Carnicerías Reales. Entre la Plaza de Portugalete y Cantarranas.Convento de San Agustín y de San Benito con el Palacio de la Ribera al otro lado del río.El Alcázar Real y los restos del Alcazarejo junto al ramal norte del Esgueva.Patio de la aljama de Claudio Moyano.Maqbara mudéjar junto a la puerta de S. Pedro (Casa del Estudiante).Convento de S. Francisco en la Plaza Mayor.Restos romanos de la zona de la Antigua y Portugalete.Soto de Medinilla en un meandro del Pisuerga.Necrópolis judía en el paseo central del Campo Grande. Colegiata de Sta. María y, a la izquierda, La Antigua.El primitivo Alcazarejo con el Esgueva a sus pies. Vista desde la Plaza de la Rinconada.
Serie de 13 recreaciones realizadas para la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León.
Se trata de un recorrido, en absoluto exhaustivo, por los lugares de interés arqueológico de la ciudad de Valladolid y su entorno inmediato. Incluye desde yacimientos de la Edad del Hierro como el Soto de Medinilla, hasta el imponente complejo del Convento de San Francisco junto a la Plaza Mayor, pasando por los restos romanos de la Villa de Prado.
Cada vista es el resultado de un compromiso entre veracidad histórica y necesidad divulgativa; por una parte la documentación disponible no siempre da respuesta a todas las preguntas y por otra el público merece que se le ofrezca una visión lo más clara y global de estos sitios. Por esta razón he optado en general por un punto de vista elevado que permita al espectador local identificar los lugares con facilidad, y al forastero entender de un vistazo la importancia pasada de la ciudad.
En cualquier caso, estas recreaciones pretenden, al igual que otras iniciativas editoriales recientes, abrir una nueva ventanita al pasado. No cabe duda de que la investigación arqueológica, tan imprescindible, nos pondrá a todos en nuestro sitio. Pero, mientras tanto, justo es apostar por una interpretación gráfica personal pero documentada.
Aceñas del Puente Mayor
Recupero aquí otras ilustraciones ya publicadas sobre el Valladolid desaparecido, en este caso las aceñas del Puente Mayor.
La muralla de Moncofa se construye en torno a 1340 en técnica de tapial . Tendría al menos 7, 70 m de altura, y 96 cm de ancho.
En 1500, para proteger a la población de la piratería, se construyó adosada al antiguo portal de la muralla una torre-portal. La torre era de planta cuadrada, de mampostería de argamasa y piedra.
Frente a ella se construyó un antemuro paralelo a la muralla que guardaba la puerta y dos antemuros más o barbacanas en los laterales de la puerta.
La ilustración recrea el aspecto de la muralla de Moncofa en el siglo XVI. Los datos los ha proporcionado una reciente excavación arqueológica realizada por Arqueocas.
Escenas para el yacimiento de Ses Païsses en Artá, Mallorca. Un poblado talayótico aún en proceso de investigación por parte del arqueólogo Jordi Hernández-Gasch.
Trinchera de la Guerra Civil en el Cerro Matabueyes, cerca de Valsaín (Segovia)Aquí en lace a mi canal de youtube con la reconstrucción de un nido de ametralladoras.
Enterramiento del Neolítico. Cueva de Juarros, Burgos
En plena comarca de Juarros y en la antesala de la Sierra de la Demanda, se ubica Cueva de Juarros. La belleza y fertilidad del valle han hecho del pueblo un lugar habitado desde el Neolítico.
Entre su rico patrimonio hay dos destacados elementos: La Fuente de la Cueva y la Ermita de la Virgen del Cerro.
Biota es una pequeña población de las Cinco Villas situada al norte de Ejea de los Caballeros. Lugar estratégico atestiguado por los restos de un torreón islámico que hoy forma parte del recinto amurallado de esta vieja plaza fuerte medieval.
Biota pertenecía en el siglo IX al territorio de los Banu Qasi, dinastía de origen visigodo que mantuvo su poder e influencia en la zona convirtiéndose al islam y pasando a ser vasallos del Emirato de Córdoba.
Posteriormente, en el s. XIII, los monarcas Sancho Ramírez y Pedro I, designaron tenentes del castillo a Fortuño Aznárez y Sancho Aznárez, con la encomienda de defender y repoblar la zona.