Restauración de las pinturas murales del Aula Arqueológica de Herrera de Pisuerga.
Categoría: Retratos
Al Andalus
Del Emirato de Córdoba al Reino Nazarí de Granada. Juego de 48 cartas ilustradas para conocer el periodo musulmán de Al Andalus.
Edita: Ciudades en Juego
Aquí más detalles.
Wils y el Batallón de Zuavos Carlistas
En un recóndito santuario de las montañas catalanas, una lápida recuerda que allí descansan los resto de Ignace Wils, un extranjero del que apenas se sabe nada. Tras es tumba se esconde una de las aventuras más apasionantes y desconocidas de nuestra Historia decimonónica, la de un número de voluntarios extranjeros que acudieron a luchar, incluso, desde Canadá o el Lejano Oriente, bajo las banderas del carlismo.
Las biografías del holandés Ignace Wils, caído en el asalto a Igualada con solo veinticuatro años, y la de su hermano August resultan vibrantes. Alistados en los Zuavos Pontificios, lucharon en las guerras de unificación italiana. Poco después, lo harían en la Guerra Franco-Prusiana y en la Tercera Guerra Carlista. Su periplo vital quedaría indisolublemente ligado a una de las unidades militares más peculiares que han existido en España, un cuerpo de élite del Ejército Real que en su tiempo fue legendario: el Batallón de Zuavos Carlistas. Comandados, de forma sucesiva, por los hermanos Wils, acompañaron a don Alfonso de Borbón y su esposa María de las Nieves de Braganza, convitiéndose en su guardia de corps y actuando como una temible fuerza de choque. Los primeros en la ofensiva y los últimos en la retirada. Venerados y odiados, admirados y despreciados, no dejaron a nadie indiferente. También, autores como Benito Pérez Galdós o Blasco Ibáñez dedicaron algunas de las palabras salidas de su pluma a estos fieros voluntarios y a varias de las acciones que protagonizaron.
Rocambolescas fugas, viajes arriesgados, conspiraciones, atentados abortados in extremis, cargas suicidas a la bayoneta, grandes batallas, los laudos del triunfo y los sinsabores de la derrota son algunos de los ingredientes que ofrece esta obra, galardonada con el XV Premio Internacional de Historia del Carlismo “Luis Hernando de Larramendi”. Un trabajo riguroso, resultado de años de investigación en bibliotecas y archivos españoles y extranjeros, que saca a la luz, por primera vez, centenares de documentos textuales e iconográficos inéditos, procedentes de más de de una cincuentena de instituciones públicas y colecciones particulares. Pero, también, ameno y cargado de anécdotas que conviven con la crueldad y las miserias de un guerra cainita y despiadada entre españoles, entre hermanos que asoló nuestro país hace siglo y medio. Esta es la épica historia de los hermanos Wils y su Batallón de Zuavos Carlistas.
Autores:
Agustín Pacheco Fernandez.
Francisco Javier Suárez de Vega.
Ilustración de Portada: Augusto Ferrer-Dalmau
Edita: Galland Books.
(Ilustración J.R. Almeida)
Javier Suárez de Vega, amigo, escritor e infatigable investigador histórico me pidió hace tiempo una ilustración para un ensayo que estaba escribiendo en colaboración con Agustín Pacheco Fernández, autor igualmente apasionado por la historia militar. Durante más de dos años han estado ambos enredados en los procelosos avatares de este cuerpo de élite y sus a veces desconocidos comandantes. El resultado es una magna obra de más de 600 páginas repleta de fotografías de la época y de documentos, algunos de ellos inéditos, amén de un apabullante aparato crítico.
Mi contribución a este ensayo apasionante sobre nuestro turbulento siglo XIX se reduce a este dibujo en el que el protagonista que da título a la obra, Wils, cruza la frontera con Francia portando la bandera carlista.
Ha sido todo un honor colaborar en la edición de un libro cuya portada se debe nada menos que a Augusto Ferrer-Dalmau.
AL ANDALUS
Próximamente:
Al Andalus
Tras más de dos meses de trabajo está a punto de ver la luz uno de los encargos más interesantes (y complejos) que he hecho últimamente. Se trata de un juego de 48 cartas ilustradas para conocer los principales monumentos, personajes y hechos de la presencia musulmana en la Península Ibérica a través de ocho familias temáticas con textos en español, inglés y árabe.
Trabajo realizado para Ciudades en Juego.
Virginia Woolf
Virginia Woolf
Antonio Machado 1939-2019
«Tengo un gran amor a España y una idea de España completamente negativa. Todo lo español me encanta y me indigna al mismo tiempo»
A. Machado
Biografía
1913
22 de febrero de 2019
Ochenta años después de la muerte del poeta el balance actual parece ser el siguiente:
- Queda generalmente asumido que la II República fue un régimen ilegítimo y, en sus últimos años, criminal.
- El golpe de estado militar de julio de 1936 salvó a España de convertirse en un país satélite de la Rusia de Stalin.
- Resulta evidente que el General Franco no tenía en realidad gran cosa que ver con Hitler o Mussolini. También está demostrado que su gesto de incorporación al alzamiento vino condicionado por la caótica e insostenible situación política del momento.
- Las cunetas están llenas en buena medida de rojos ejecutados por otros rojos que atribuyeron los hechos al bando contrario.
- En algunas regiones como Cataluña no hubo tal contienda civil sino un ataque por parte del Estado Español al milenario independentismo catalán.
- Picasso pintó apresuradamente el Guernica, reaprovechando para ello un cuadro taurino a medio terminar y cobrando una enorme cantidad por el encargo, dinero de todos los españoles.
- El régimen de Franco trajo paz y prosperidad a una España famélica tras el expolio de sus riquezas por parte del gobierno comunista de Juan Negrín durante la Guerra Civil.
- Los exiliados lo fueron por cobardía y una vez instalados en el exilio se valieron de la propaganda antifranquista para denigrar a los españoles de bien.
- La tumba-mausoleo de Franco en el Valle de los Caídos debe permanecer como un símbolo imperecedero de los sacrificios que hubo que hacer para evitar males mayores.
- Dada su trayectoria literaria, mezcla extraña de ateísmo y casticismo así como por su marcado antinacionalismo en general, se valora actualmente la supresión del nombre del poeta en ciertos lugares. Está claro que su figura no acaba de encajar ni en el ideario español ni catalán.
- Los derechos de los trabajadores en particular y los derechos sociales en general son un producto natural del liberalismo económico. Las ideologías falsamente progresistas actúan contra la familia tradicional y por tanto contra el bienestar del país.
Para terminar;
La Reconquista, el Descubrimiento de América y la Guerra de Independencia son gestas que merecen ser estudiadas como lo que son: forjadoras del espíritu español.
Nada más que añadir Señoría.
Quizá una cosa.
Si ochenta años después de la muerte del poeta y tras cuarenta años de democracia estamos así, es más que conveniente que Antonio Machado siga entonces reposando en Colliure, pues su eventual repatriación originaría más molestias que otra cosa.
Escrito con ironía y tristeza el 22 de febrero de 2019
JR Almeida
Zenobia, reina de Palmira
Palmira, la perla del desierto, volvió a ser actualidad en 2015 debido a la destrucción a la que fue sometida por las hordas bárbaras islamistas en el contexto de la guerra en Siria. Esta gentuza no tuvo reparos en dinamitar templos como el de Bel, tumbas y arcos de triunfo. Pero la maldad de estos personajes fue más allá cuando decidieron decapitar entre las ruinas al director del sitio arqueológico que durante décadas había velado por Palmira. Se llamaba Khaled Asaad.
Hoy los admiradores de tan bella ciudad estamos de suerte porque Carlos de Miguel, profesor de historia y enamorado del Imperio Romano, dedica su último podcast a Palmira y su reina, Zenobia. Carlos lleva ya mucho tiempo publicando mensualmente cuidados audios en los que con claridad, rigor y buen gusto musical nos habla sobre los últimos siglos del Imperio.
Su página se titula El ocaso de Roma.
(Episodio 27) Zenobia Frente a Roma I. La Expansión De Palmira
Aporto mi colaboración en el arduo trabajo de Carlos en forma de portada para el episodio 27: Zenobia Frente a Roma I. La Expansión De Palmira.
200 Aniversario de Emily Brontë
Hoy 30 de julio se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Emily Brontë, autora de «Cumbres Borrascosas».
Esta imagen está inspirada en el único retrato que se conserva de las tres hermanas Brontë y que se conserva en la National Portrait Gallery de Londres.
A propósito he recuperado un texto de Guillermo Altares publicado en El País en 2003 que nos recuerda que toda auténtica obra de arte está ligada a un paisaje.
Yorkshire, pasiones con sabor inglés
Una ruta por las planicies que inspiraron «Cumbres Borrascosas»
Desde un lado de la casa se contempla la iglesia y, sobre todo, el cementerio, que está siempre unido a los templos anglicanos. Desde la otra parte, la vista no es mucho más reconfortante: allí empieza el páramo. Podría parecer un buen punto de partida para una película de miedo; sin embargo, la impresión no es terrorífica, aunque todo el lugar provoque una leve inquietud. Vistas de día, las tumbas ordenadas y limpias tienen un toque inocente, incluso evocador. El páramo parece también inofensivo; aunque su inmensidad, la larga sucesión de leves colinas que se pierden suavemente a lo lejos, en la que apenas se vislumbran unos pocos árboles solitarios y algunos muros de piedra, nos indica que es mejor no abandonar el camino si nos aventuramos en aquel espacio. En cualquier caso, el pueblecito de Haworth, corazón del condado de Brontë, en Yorkshire, en el centro de Gran Bretaña, donde se encuentra la casa en la que vivieron y murieron Charlotte, Anne y Emily, no decepciona al viajero: Heathcliff, el furioso y apasionado protagonista de Cumbres Borrascosas, no podría haber vivido en otro lugar.
«La curiosidad sólo está legitimada cuando la casa o la región de un gran escritor agrega algo a nuestra comprensión de sus libros. Ésta es la justificación que uno tiene para hacer un peregrinaje al hogar y al condado de Charlotte Brontë y sus hermanas», escribió Virginia Woolf en un artículo publicado en The Guardian en 1904. «Una tiene la impresión de que Haworth y las Brontë están inextricablemente mezclados. Haworth expresa a las Brontë, las Brontë expresan a Haworth», agregaba la autora de Las olas, quien había visitado Yorkshire en busca del recuerdo de la familia literaria más ilustre del Reino Unido. «En Haworth es donde Emily sitúa la turbulenta trama de su única novela, inequívocamente condicionada por la fusión de los personajes con la bravía belleza de aquel paisaje solitario», escribe por su parte Carmen Martín Gaite en el prólogo de su excelente traducción de Cumbres Borrascosas.
Situado al oeste de Leeds y Bradford y al norte de Manchester, el condado de Brontë se encuentra en West Yorkshire, en pleno territorio del páramo, una de las zonas más salvajes del Reino Unido. El páramo evoca amplios horizontes y una profunda sensación de soledad. Las colinas de los Pennines, que forman la columna vertebral geológica de la región, parecen inocentes a primera vista: una tierra de pasto, ovejas -Haworth era un importante centro de producción de lana, como casi todas las localidades cercanas-, riachuelos y espacios inmensos. En el camino, el páramo es otra cosa: resulta fácil perder cualquier referencia humana, las colinas presentan caras mucho más escarpadas de lo que podría parecer; en verano hay barro, y en invierno, hielo y nieve, el viento, una tierra negra, dura y rocosa…
Una mano fantasmal
No podemos olvidar que es el lugar donde arranca Cumbres Borrascosas, con aquel viajero perdido en la nieve que encuentra la mansión que da título a la única y genial novela de Emily Brontë. Cuando la protagonista abre la ventana de su habitación al escuchar ruidos en el exterior, siente el contacto de una mano helada y fantasmal. Poco después, el lector conocerá un sueño de Catherine: «Lo único que iba a decirte es que el cielo no parecía mi casa. Se me partía el alma de puro llorar porque quería volverme a la tierra y los ángeles se enfadaron tanto que me echaron y fui a caer en pleno páramo».
La familia Brontë llegó a Haworth en 1820, cuando el reverendo Patrick Brontë se hizo cargo de la parroquia del pueblo, que entonces contaba con 3.000 habitantes y un índice de mortalidad infantil realmente terrorífico: un 40% de los niños morían antes de cumplir los seis años. Emily había nacido el 30 de julio de 1818 en una localidad cercana: Thornton. Se instalaron en un pequeño cottagevictoriano, al lado del templo, el Parsonage, donde se encuentra actualmente el museo y la sede de la Brontë Society. La historia familiar es conocida y terrible: todos los hermanos murieron jóvenes y sin descendencia. En el caso de Emily, falleció de pulmonía el 19 de diciembre de 1848, a los 30 años, una enfermedad que contrajo durante el entierro de su hermano Branwell, en cuya salvaje personalidad dicen los críticos que se inspiró para crear a Heathcliff.
Muchos años después de todo aquello, el fetichismo literario, la sana curiosidad y el amor por Cumbres Borrascosas o Jane Eyre han convertido Haworth en uno de los principales lugares de peregrinaje literario de Gran Bretaña, una isla donde esta práctica está muy extendida. La llegada al pueblo produce cierta sensación de desconfianza. En principio, no hay demasiados rastros de la desolación que se atribuye a Yorkshire. Se atraviesan unas cuantas rotondas, centros comerciales y grandes superficies, gasolineras y algún pub de sonoro nombre como Black Moors (Páramos negros). Ya en Haworth, el viajero descubre rápidamente cuál es la industria turística local: el Brontë Hair Salon o la tienda Cumbres Borrascosas no dejan lugar a dudas. El cielo grisáceo y los charcos de una reciente lluvia -¿existe el buen tiempo en esta zona del planeta?- sirven para ir entrando en el ambiente; aunque el encanto aparece definitivamente con la llegada a la casa de las hermanas.
La extensión del páramo
Allí las cosas han cambiado muy poco. Si nos atenemos a la descripción que hizo Charlotte de la vista que se contemplaba desde la ventana de su cuarto, podemos decir que no han cambiado nada: «Sentada en mi cama, fijaba los ojos en la ventana, a través de la que no se vislumbraba otro paisaje que la monótona extensión del páramo y la torre grisácea de la iglesia que surgía del centro del cementerio, tan lleno de tumbas que la maleza y las malas hierbas apenas tenían espacio para crecer entre las lápidas».
En la casa, un sobrio edificio de ladrillo con amplias ventanas blancas de guillotina, la Brontë Society -que compró el lugar a la parroquia en 1927 para abrir el museo- ha ido colocando los objetos en el mismo estado en que los dejó la familia. Un periódico sobre el escritorio del reverendo, una balanza sobre la robusta mesa en la que Emily hacía el pan mientras aprendía alemán en libros que siguen allí. Los muebles, la ropa, las tazas de té -floreadas, naturalmente-, los arcones, una cama con dosel, las lámparas de aceite, el pequeño piano de pared, los utensilios de cocina, todo ello repartido en una docena de habitaciones -incluida la del servicio- y en dos modestas plantas, nos acercan al ambiente de la vida rural y aparentemente apacible -es verdad que todas estas estancias están también teñidas por la enfermedad y la muerte; pero eso, en la Inglaterra del siglo XIX, formaba parte de la existencia- y hacen aún más incomprensible el misterio que siempre ha rodeado a las hermanas Brontë. ¿Cómo pudo surgir de aquella severidad anglicana ese torrente de creatividad, esa insólita descripción de los sentimientos más terribles? ¿Cómo pudo Emily, sin apenas haberse movido de Haworth y de aquella sencilla casa, sin haber conocido varón, hacer un relato de la pasión, del odio, del mal, de las sombras en las que puede adentrarse el ser humano llevado por unos sentimientos incontrolados? ¿Cómo surgió de allí Cumbres Borrascosas, una de las mejores novelas de la historia, escrita cuando su autora sólo tenía 28 años?
La copia del famoso retrato realizado por Branwell -el original se conserva en la National Portrait Gallery de Londres- de Anne, Emily y Charlotte, que se exhibe en una de las habitaciones, tampoco aporta muchas pistas: son tres hermanas muy al estilo de Sentido y sensibilidad, cuyas miradas modosas no dejan entrever la rotundidad y la fuerza de sus libros -claro que, en general, si hay algo que engaña es el aspecto de un escritor.
Una vez completada esta primera etapa del camino -previo paso por la nutrida tienda del Parsonage, donde uno puede hacerse socio de la Sociedad Brontë, lo que da derecho a entrar gratis en la casa, recibir los dos números anuales de su revista, ser invitado a conferencias y a almuerzos literarios, además de participar en charlas con especialistas y en excursiones-, el siguiente objetivo pasa directamente por la literatura: la búsqueda de los escenarios donde transcurre la única novela de Emily. La pregunta del millón, a la que están hartos de responder, aunque lo hacen con mucha amabilidad, en la oficina de turismo local, es: ¿dónde está Cumbres Borrascosas? La respuesta es casi metafísica: el lugar existe, pero no existe, esto es, hay un chamizo ruinoso en mitad del páramo, a tres millas del pueblo, en un lugar llamado Top Withins, donde la tradición local dice que Emily situó la siniestra mansión que da título a su libro. La casa no tiene nada que ver, el paisaje sí.
Cabras al acecho
El camino no es difícil, pero conviene ir equipado con calzado cómodo, algo de agua, un jersey (el calor es un concepto desconocido en aquellas latitudes) y ganas de andar durante un par de horas. No hace falta mapa puesto que está perfectamente señalizado: en cada encrucijada hay un poste con flechas que indica la buena dirección. Y, sin duda, merece la pena: la belleza desoladora del páramo es toda una experiencia. A veces verde, a veces violeta, otras amarillo -en invierno es todo mucho más uniforme-, es un paisaje que se pierde en el horizonte, que se mezcla con un cielo de nubes constantes y rápidas. Hay que sentir el barro negro del camino bajo los pies, experimentar el constante dominio del viento.
En mitad de todo esto, al fondo de una pequeña loma se encuentra Top Withins. Hay unos pocos caminantes, aunque no rompen el encanto. Cosa que no se puede decir de las cabras que lo habitan. Estos animales, normalmente huidizos o indiferentes cuando uno se los cruza en el camino -junto a las ovejas, son los únicos seres vivos que uno se topa por la zona, además de los excursionistas-, se vuelven unos implacables devoradores de meriendas y resulta casi imposible hacer un reposo culinario sin tener a uno de esos bichos, de dientes inmensos y verdosos, literalmente encima. Conclusión: lo mejor es sentarse a contemplar el paisaje sin hacer ningún signo -basta con abrir la mochila para que comience la persecución- que pueda despertar el apetito de estos rumiantes. Una sencilla placa, cortesía de la Sociedad Brontë, colocada sobre uno de los muros de lo que ahora es una ruina, nos aclara el misterio del lugar: «Esta granja ha sido relacionada con Cumbres Borrascosas, el hogar de los Earnshaw en la novela de Emily Brontë. El edificio, incluso cuando estaba entero, no tenía ningún parecido con el que describió; sin embargo, su emplazamiento podía haber estado en su cabeza cuando escribió sobre su ubicación en el páramo. Esta placa ha sido colocada aquí en respuesta a muchas preguntas».
El viajero comprende un poco más. La impresión de soledad, la profunda inquietud que produce el páramo -durante una tormenta en invierno, ni un ejército de san bernardos ni los marines podrían salvar a alguien extraviado-, la fuerza de un paisaje en el que casi no se distinguen huellas humanas, la dureza rocosa de la tierra y el cielo… Hay pocos lugares en el mundo tan propicios para despertar una imaginación romántica y, necesariamente, sombría. En uno de los momentos clave de la novela, cuando Heathcliff se va para volver henchido de venganza años después, Catherine dice: «Mi amor por Linton es como el follaje de un bosque, y estoy completamente segura de que cambiará con el tiempo, de la misma manera que el invierno transforma los árboles. Pero mi amor por Heathcliff se parece al cimiento eterno y subterráneo de las rocas; una fuente de alegría bien poco apreciable, pero no se puede pasar sin ella. Nelly, yo soy Heathcliff…». Virginia Woolf tenía razón: conviene ir a Haworth, llegar hasta Top Withins, para volver a leer Cumbres Borrascosas y comprender por qué el amor más salvaje es como el páramo.
Guillermo Altares.
El País 23 de agosto de 2003
Star Wars
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